Cuando te conviertes en mamá nada es como te lo imaginas, ni la mitad de eso, o bueno asà fue conmigo, empezando por un embarazo encerrada en casa, y créanme, que no soy una mujer de casa, antes me sentÃa asfixiada si no salÃa pero con el embarazo no tenÃa de otra, todo sea por el bien de mi gordita que venÃa en camino. Después de tener a Regina y llegar a casa, estaba consiente de que aún no me quedarÃa nada de mi ropa pre-embarazo, era un globo, asà que decidà seguir usando mis vestidos de embarazo, con la esperanza bien firme de que unas cuantas semanas todo serÃa como antes dando de mamar, pero oh sorpresa, no contaba que el dar de mamar no me funcionarÃa como a otras y a los 2 meses del nacimiento de Regina aún me sentÃa como cuando tenia 6 meses dentro, y verme al espejo se volvió insoportable.
Frente a mi estaba otra Luci, gorda, desvelada, con olor a leche, con cejas horribles sin depilar, cabello en coleta ya que hacia mucho que no hacÃa nada por el. Después veo que se acerca el cumpleaños de mi sobrina y sentÃa que si volvÃa a usar ropa de maternidad para esa fiesta me volverÃa loca (era la primera fiesta después de mi embarazo), asà que cuando mi esposo se fue a trabajar decidà explorar mi armario en búsqueda de algo lindo. Al verme con mi ropa anterior en este nuevo cuerpo de mamá fue horrible, en un ataque hormonal me puse a llorar desconsoladamente mientras mi bebe dormÃa, me fui resignada y triste a Tuxtla pensando que asà serÃa la vida a partir de ahora.
Llegando a Tuxtla pasamos a la plaza ámbar nueva en la ciudad, mi esposo me dijo: cómprate algo, cuando lo oà no sentà la misma emoción de antes, ¿que iba a comprar? ¿HabÃa algo que realmente me hiciera ver bien?, pero bueno, decidà no rechazar la oferta y emprendà la búsqueda, a lo lejos pude ver un vestido blanco con estampado de limones, escote, olanes y suelto de la cintura hacia abajo, mi esposo me animó a probármelo, entre al probador y me lo puse, me vi en el espejo y la imagen no era de esa mujer fea, gorda y enpijamada, era una nueva mujer, con un escote que hacÃa lucir sus nuevas bobs de mamá y ocultando mi pancita post parto.
Me sentà atractiva y que seguramente le seguirÃa gustando a mi esposo.
Para la fiesta mi arregle, me puse el conjunto nuevo, me llene de confianza y salÃ.
Existe mucha presión cuando nos convertimos en madres, el querer ser “la madre perfecta” nos absorbe por completo, que solo vives para atender las necesidades de tu recién nacido y te olvidas por completo de ti.
Nadie te dice lo difÃcil que será afrontar tu nueva apariencia, por que suena muy egoÃsta, egocéntrico el sentirte fea cuando deberÃas sentirme únicamente dichosa de ser madre. Y yo SI me sentÃa dichosa pero también me sentÃa horrorosa.
Ahora voy poco a poco sintiéndome como la de antes, junto con mi nena, aún no salgo de shopping, ni estoy al pie del cañón en las nuevas tendencias, por ahora mi prioridad es mi bebe y todo va para ella aunque tampoco siento motivación de tener nada nuevo, pero hay voy poco a poco, y asà voy pasando esta etapa, en el que, poco a poco voy sintiéndome satisfecha por completo con mi ser.
Por eso si vas a ser mamá o ya eres mamá debes saber que no estás perdida y este no es tu fin, cuando te sientas fea pónte ese atuendo que oculta lo que no y que muestra lo que si, maquÃllate y peÃnate, mÃrate al espejo, mira a esa hermosa y poderosa mujer que eres, y que ha traÃdo a este mundo el mejor regalo para su vida.